martes, 5 de julio de 2016

Las Pandillas Se Convierten En bandas Criminales

Edición Nº 827 

Revista Virtual Somos Jóvenes Lima Metropolitana 

Email: somosjoveneslima@gmail.com 

Reclutan a Niños Desde Los Diez Años y Extienden Sus Tentáculos a Actividades Mayores




“Me metí en las pandillas a los 11 años buscando una identidad. Vivía con mis padres, pero mi papá solo resaltaba mis errores y mi mamá era muy blanda. En la pandilla yo me sentía bien, era bacán, andaba siempre con algún tipo de arma y hacía que los demás me respetaran: armaba pleito en la calle, tiraba piedras y robaba celulares y carteras. A los 13 años abandoné el colegio. Quería ser como mis amigos de la calle, tener una moto y plata fácil y, por eso, cada vez me fui metiendo más en la delincuencia. Desde los 15 años vendía y consumía marihuana y asaltaba a la gente; nunca estuve preso porque tenía contactos y pagaba 50 soles a la Policía para que me dejara libre. Un día, justo antes de cumplir 18 años, me cogieron por robar en una empresa y casi me voy preso, pero por ser menor de edad me salvé de la cárcel. Eso me hizo reflexionar”.

Esta es la historia de ‘Tribi’ un ex pandillero de El Agustino que ahora tiene 21 años, una hija y se ha graduado como técnico en Computación.

La historia de ‘Tribi’ no es como muchas de las que se ven todos los días en Lima. ‘Tribi’ recibió ayuda del programa Justicia Juvenil Restaurativa, que impulsó la Fundación Tierra de Hombres y ahora lleva a cabo el Ministerio Público, con la finalidad de rescatar a menores que infringen la ley.

Aunque en la adolescencia ‘Tribi’ rechazaba los estudios (repitió cuatro veces en primaria para hacer entender a sus padres que no quería estudiar), allí recibió la ayuda emocional que cambió su vida. “En el programa hacía tantas actividades que no tenía tiempo de estar en la calle. Además, pude asumir la responsabilidad por el delito que cometí y así reparar mi error”, indicó.

Pero no es el caso de todos los jóvenes que están en pandillas. ‘Harold’ tiene 17 años e integra el grupo ‘Los Chacales de Cantogrande’. Se unió a la pandilla a los 13 años y dice que por ahora no piensa alejarse del grupo.

“Si acuchillan a alguien, estamos todos para apoyarlo y no paramos hasta ‘asegurarlo’. Yo ataco primero, antes de que me ‘aseguren’ a mí. Nunca me pagaron por disparar, no lo hago por plata, sino para que respeten mi barrio. Duermo tranquilo porque mi protección es mi arma”, manifiesta muy seguro.

Aunque no existen cifras actuales de las pandillas en el Perú, el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018 –que recoge un estudio de la Policía del 2011–, calcula que solo en Lima y Callao hay 24 mil jóvenes en más de 400 grupos, de los cuales al menos la mitad son menores de edad.

CARRERA DELICTIVA

El psicólogo social Federico Tong comentó que actualmente la situación del pandillaje se ha agravado, pues aunque habrían disminuido estos grupos, pertenecer a uno de ellos se está convirtiendo en el primer peldaño de la carrera delictiva de un adolescente.

“Las pandillas están desapareciendo y muchas se están convirtiendo en bandas delictivas. Antes eran grupos de amigos del barrio que tomaban en la calle, apedreaban a sus rivales y podían cometer ciertos delitos comunes, pero ahora los amigos se agrupan para robar, cometen delitos más graves, como la extorsión, y se enfrentan a balazos”, explicó.

Tong refirió que, según la Policía Nacional, solo en Lima ya hay 20 pandillas que pasaron a ser bandas delictivas.

“Podríamos decir que hoy en día en el Callao ya prácticamente no hay pandillas, pues todos los grupos son bandas organizadas. Esa es una tendencia que se viene para el Perú y, aunque la transición todavía es menor, ya es visible y contagiosa. Si no entendemos esa complejidad, se corre el riesgo de que los pandilleros, que todavía son mayoría, empiecen a asumir mayores peldaños en la escala delictiva”, advirtió.

Ante la situación, Tong dijo que se debe trabajar con las pandillas y no enfrentar el problema con escuelas de padres, aumentando los años de reclusión en los centros de rehabilitación o con sanciones más duras. “Los gobiernos no le han prestado la atención adecuada a este tema. Se necesitan programas municipales que tengan una oferta atractiva, respaldo profesional y una buena orientación”, acotó.

MÁS OPORTUNIDADES

Véronique Henry, jefa de la Delegación Perú de la Fundación Tierra de Hombres –que trabaja con menores infractores–, señaló que se debe impulsar más la inserción de los adolescentes en el programa Justicia Juvenil Restaurativa.

En ese sentido, detalló que, según las estadísticas de la Fiscalía, la mayoría de infracciones cometidas por los jóvenes no son graves ni involucran mucha violencia y, por ello, los menores pueden ser integrados con éxito al programa.

“En nuestra experiencia, el 95% de las personas que pasaron por este programa repararon el daño cometido, entendieron las consecuencias de sus actos, se reinsertaron muy bien y no volvieron a cometer infracciones. Este es el modelo que se debe aplicar”, expresó.

SABÍAS QUE…

El Ministerio de Justicia ha creado el Plan Nacional de Prevención y Tratamiento del Adolescente en Conflicto con la Ley Penal, que reúne medidas para la prevención de la violencia.
Su puesta en marcha tiene limitaciones debido a la falta de recursos.
Por Mariella Sausa (msausa@peru21.com)


Fuente De Información  Perú 21