Edicion Nº 438
Revista Somos Jovenes Lima Metropolitana
Email: somosjoveneslima@hotmail.com
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Año De La Integración Nacional y El Reconocimiento De Nuestra Diversidad
Día Internacional De La Lucha Contra El Uso Indebido y El Tráfico Ilícito De Drogas
Mensaje del Secretario General para 2011
El tráfico de drogas, que se consideró
principalmente un problema social y penal, se ha transformado en los
últimos años en una importante amenaza para la salud y la seguridad de
pueblos y regiones. El mercado anual de opiáceos afganos, que asciende a
61.000 millones de dólares anuales, está financiando la insurgencia, el
terrorismo internacional y una mayor desestabilización. En África
Occidental, el comercio mundial de cocaína, con un valor de 85.000
millones de dólares, está aumentando la adición y el blanqueo de dinero,
al tiempo que fomenta la inestabilidad política y las amenazas a la
seguridad. Cada 1.000 millones de dólares de cocaína pura con la que se
trafica en África Occidental obtienen más de diez veces más cuando se
venden en las calles de Europa.
Como la amenaza es tan urgente,
recientemente he establecido un Equipo de Tareas para elaborar una
estrategia en todo el sistema de las Naciones Unidas para coordinar y
fortalecer nuestra respuesta a las drogas ilícitas y la delincuencia
organizada incorporándola en todas las actividades de las Naciones
Unidas relativas al mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz,
la seguridad, el desarrollo y el desarme. De esta manera, las Naciones
Unidas pueden integrar la lucha contra el tráfico de drogas y otras
formas de delincuencia organizada en el programa mundial de seguridad y
desarrollo.
La conmemoración de este año del Día
Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de
drogas ofrece una oportunidad para destacar la importancia de hacer
frente a esa doble amenaza mediante el estado de derecho y la prestación
de servicios de salud. Nuestra conmemoración coincide con el
quincuagésimo aniversario de la Convención Única sobre Estupefacientes
de 1961.
Esa Convención, y los demás tratados
internacionales principales sobre la fiscalización de drogas, hacen algo
más que ayudarnos en la lucha contra el tráfico de drogas; protegen a
las personas vulnerables mediante una amplia gama de actividades con las
que se comprometen los Estados partes, entre ellas la educación y
prevención, el tratamiento de la farmacodependencia, los cuidados y
rehabilitación de los usuarios de drogas y el apoyo social.
Esas medidas son críticas, porque el uso
de drogas es, fundamentalmente, un problema de salud. La
farmacodependencia es una enfermedad, no un delito, los verdaderos
delincuentes son los traficantes de drogas.
Sin embargo, la oferta es solamente la
mitad de la ecuación. A menos que reduzcamos la demanda de drogas
ilícitas nunca podremos abordar plenamente el cultivo, la producción o
el tráfico.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de
contrarrestar el tráfico de drogas y el uso indebido de drogas, pero
las comunidades también pueden hacer una contribución importante. Las
familias, las escuelas, la sociedad civil y las organizaciones
religiosas pueden hacer su parte para librar de drogas a sus
comunidades. Las empresas pueden ayudar a proporcionar medios legítimos
para ganarse la vida. Los medios de comunicación pueden aumentar la
conciencia sobre los peligros de los estupefacientes.
Podremos tener éxito si reforzamos nuestro
compromiso con los principios básicos de la salud y los derechos
humanos, la responsabilidad compartida, un enfoque equilibrado para
reducir la oferta y la demanda, y el acceso universal a la prevención,
el tratamiento y el apoyo. Esto fomentará comunidades libres de delitos y
violencia relacionados con las drogas, personas libres de la
dependencia de las drogas que puedan contribuir a nuestro futuro común, y
un mundo más seguro para todos.
Ban Ki-moon
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